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En Bizkaya yace, a medio camino entre Amorebieta y Guernika, una linda, pacifica aldehuela llamada Gorozika, y en ella, según se va de Zugaztieta arriba hacia la iglesia, se ve en la cima de un ribazo una casa espaciosa llamada Munaguren (literalmente, Cima de Ribazo). Tiene esta casa, muy junto a la misma, un pozo llamado Pozo de Lamias (Lamiña-pozu). Dicho pozo ostenta en medio un árbol muy pequeño, un sauce. En sus ramas solía estar con frecuencia y peinándose alguna que otra lamia.

Cuando alguien se acercaba al pozo, las lamias bajaban prontamente de las ramas del sauce al fondo del agua y allí se escondían. Solían ellas, según se dice, tener pendiente de aquellas ramas su ropa colada.

En cierta ocasión, una mujer de Munaguren les robó una sábana. A la noche dijo una lamia después de haber golpeado fuerte y repetidamente la puerta:

Vieja osada de Munaguren,
tráeme mi sábana honrada.

Se repitió esto de los ruidos y petición de sábana varias noches seguidas. Por fin, sin embargo, la dueña de la casa le echó dicha sábana. Entonces dijo la lamia:

—Nunca jamás faltará lino en esta casa.

Ignacio Larruzea, de Gorozika.