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Un hombre, llevando al hombro carga de argoma, iba hacia casa. Como la tal argoma era cosa robada, no quería que alguien le viese. Apareció entonces la. Luna y el de la argoma le dijo:

- No necesito de ti, tate.

Entonces la Luna le agarró de la cintura y le levantó, y de entonces allí está ese hombre en la misma Luna, llevando al hombro su carga de argoma.

Aprendido en Machinbenta (G).
Oí otra versión, muy parecida, en Anzuola (B).