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Los vecinos de Ezkurra fueron una vez a su montaña llamada Oli, con idea de subir desde allí al cielo. Para eso recogieron todos los cestos del pueblo y los llevaron allá, a la cumbre del Oli. Eligieron entre los vecinos el muchacho más ágil para hacer el primer ensayo. Después de poner todos los cestos uno sobre otro, subió el ágil muchacho encima del que más arriba estaba, y desde allí dijo a sus paisanos:

- Uno necesito para llegar al cielo, un cesto.

No había más, y para dar uno al muchacho ágil, que estaba cerca del cielo, ¿qué hicieron? Quitar el que estaba más abajo. El ezkurrano no llegó justamente al cielo, por lo menos vivo.

Manuela Ernandorena, ¿de Bera?

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